En un día como hoy, de encuentro familiar alegre, espero puedas darle, por fin, el ansiado abrazo.
Han pasado muchos años desde que, el firme rostro, tenso siempre
por tu pronta muerte que sabías, dejé de contemplarlo
oye … estás en mi memoria, padre, no pude entonces comprenderte,
era mi edad como vacío pozo, hoy de agua, por fin lleno.
Si posible fuera el tiempo retrasar y fijarlo en tus agónicas vivencias,
ellas me rogaban compañía y en tu triste habitación algún diálogo;
todo escaso te ofrecí, sujeto a pueriles deseos inmediatos.
La carrera militar en África sufriste, héroe en Tetuán,
en Das-Rifién, en Alhucemas; historiadores que el poder ha desviado,
otros nombres dictando, en escasos libros te mencionan,
tu hidalguía, bondad, caballeroso proceder, soldados y civiles admiraban
¡Gran Capitán, como aquel otro! Noble rama de un árbol en nuestro Sur y Marruecos afamado.
Más, esa España que, en odio y en ira convirtió, los deseos
de un caudillo vanidoso,
esa Patria virulenta, escindida y arrasada por su orgullo desmedido,
con una parte, venció a otra en la que estabas y privado quedaste
de un futuro brillante.
País de crueles paradojas, a soledad, a injusta vergüenza te sumió,
a oscuridad la gloria merecida ¡A sórdida cárcel sentenciado
por Tribunal traidor!
tu corazón, muy solo y oprimido se negó a palpitar tan humillado,
muriendo a una edad, en la que ahora, vitales siguen otros hombres
su camino
o, viven en la paz de la serena y feliz jubilación, que tú, entonces
les forjaste
¡entre balas … entre sangre, entre rejas de hambres y de lágrimas!
Ya he cumplido, incluso más, tus sesenta únicos años, gracias a ellos
te quiero como nunca, lamentando lo mucho que, tu propio País
te atormentó.
Perenne sigue mi asco al gran culpable y a esa Francia repugnante,
Por el ruin modo con que ¡en las arenas de frías playas te “acogió”!
¡Cuántos pasos después, acorralado!
¡Qué épico existir en la desgracia innecesaria!
¡Padre! ¡Padre! Por encima de la muerte y su misterio, yo deseo aquí
rogarte el profundo abrazo tuyo, denso, fuerte y quizá eterno,
ayer no merecido.Alcalá de los Gazules (Cádiz) 1997